El Comedor de la abuela

Un cuarto pequeño con una ventana equivocada que simula ser un cuadro que contiene otros cuadros pequeños dentro. Una arpillera con los funiculares de Valparaíso. La oración de la difunta Correa. Una fotografía gigante de Valentín con sombrero. Los vinos arriba del mesón con el mismo mantel de Ule de flores desteñidas de hace diez o veinte años. La fotografía de la bisabuela. Un bifé color marrón cargando los mismos santos con sus rosarios a cuestas. Una biblia con olor a rastros de evangelios.  La familia de elefantes, unos con billetes, otros con collares.  El recorte de la miss universo enmarcado en un cuadro que simulara ser plata oxidada. Las fotografías mías, de mi abuela, de los pocos personajes de esta familia, unos con unos, otros con otros, abrazados, riendo, mostrando los dientes. El jarrón y sus vasos, llenos de polvo por los refrescos que nunca más se sirvieron. Un cuadro ovalado de naturaleza muerta. El espejo donde todos llevamos años mirándonos. El tocadiscos y la radio sin música. El televisor que ya no pasa el festival de la una, apagado por haber estado treinta años en un mismo canal. Los sillones de cuero café traídos desde el norte minero. La enceradora que ya no encera. Los telares de la selva con leones y alces empinados en sus piernas.  Las conversaciones, las risas, el aviso, la discusión, los años nuevos, el matrimonio de mi madre, mis cantos, las siestas, los domingos por la tarde, los lunes, los martes, los miércoles, los jueves, los viernes, los 365 días del año. No nos veremos más. Pero cada vez que quiera verte. Volveré aquí.

Comentarios