Pequeños relatos de Valparaíso
ALMA VIEJA
El solitario hombre de cabellos largos frecuenta el bar todos los viernes y sábados pasado las 2 AM. No interactúa con nadie y siempre pide la misma cerveza; cada vez que tomo su pedido me percato que en uno de los bolsillos de su desgastada chaqueta de mezclilla, carga con un antiguo personal estéreo que resulta ser tan misterioso como él, pues me da la sensación que dentro corre la vieja cinta de un cassette que podría ser desde un concierto de Bach hasta un mambo de Pérez Prado.
(Bar Mil Horas-Subida Ecuador)
MARADONA NO ERA EL DIOS
Anoche me dormí llorando y hoy por la mañana continué haciéndolo en la ducha. Fui al trabajo con los ojos disfrazados con un mal delineador que no disimulaban mi pena. Quise llorar todo el día hasta las siete de la tarde, cuando caminando por la calle de regreso a casa, me detuvo un argentino y me dijo: ¡Hey! Necesito decirte algo: ¡Sos linda! ¡No lo olvides!...
(Avenida Brasil)
LA FIESTA TERMINÓ
En el anticuado segundo piso del bar se asomaba un hombre que la observaba detenidamente entre la multitud. Ella, desde abajo, a través del espejo que pendía de la pared, logró reconocerlo y sus ojos hicieron contacto como la primera vez. Él la saludó desde lejos. Ella le sonrío.
(Restaurante-Bar La playa-Barrio Puerto)
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